En la segunda parte, Lilly le cuenta a su mejor amiga Anna sobre sus experiencias con su padrastro, Michael, e intenta convencerla de que se una a ella y deje atrás sus teléfonos. Lilly cree que vivir experiencias reales es importante para el bienestar mental y sugiere que podrían explorar sus sentimientos juntas. Tras algunas dudas, Anna acepta. Se acercan a Michael, quien las anima a comprender lo que significa vivir de verdad. Las tres van entonces a la habitación de Lilly, donde la situación se intensifica al compartir momentos íntimos.